Notas del 2024, un mensaje para los Howllers.
Este año fue un viaje a travĂ©s de un vasto universo musical, donde los caminos me llevaron desde lanzamientos contemporáneos hasta joyas olvidadas que resucitan entre las estanterĂas de vinilos y los rincones más profundos del mundo digital. Mi lista de descubrimientos incluye tĂtulos como:
- Sorcerer – DEVOTION
- Kaleta & Super Yamba Band – Mèdaho
- Blood Incantation – Absolute Elsewhere
- El Culto Del Ojo Rojo – El Viaje Del Hombre Prometeo
- Kim Deal – A Good Time Pushed
- Refused – The Shape Of Punk To Come
- Chat Pile – Cool World
- IDLES – Tangk
- Violent Femmes – Violent Femmes
- Spoon – Lucifer On The Sofa
- The Budos Band – The Budos Band
- Coffin Storm – Arcane
Como pueden notar, este recorrido abarcó géneros y épocas tan distantes que parecieran no tener conexión, pero el hilo invisible que une a estas obras es el árbol genealógico musical que todos compartimos. En algún punto de esta enredada red de influencias, una banda inspiró a otra, dejando una marca en la historia que hoy celebro desde mi tornamesa y unas cuantas playlists.
2024, además, fue un año peculiar para mi: uno cargado de melancolĂa que me llevĂł a buscar refugio en voces clásicas que susurran consuelo y nostalgia. Frank Sinatra, Dean Martin y Nat King Cole se convirtieron en compañeros frecuentes de mis noches solitarias, mientras que el Bolero Glam de Daniel, Me Estás Matando fue ese guiño moderno que conectĂł mis emociones con el presente. SĂ, Howllers, me confieso un tanto amante del bolero glam, porque entre tanta distorsiĂłn y velocidad, siempre hay espacio para el romanticismo y melancolĂa.
Algunos de estos álbumes llegaron a mĂ en formato fĂsico, como vinilos que ahora quedan a merced del polvo y del imparable «spinning» en esas tardes musicales, mientras que otros permanecen en lo intangible del mundo digital. Y es precisamente mientras escribo estas lĂneas que un pensamiento no deja de rondar mi cabeza: el coleccionismo, en estos tiempos, se ha convertido en una presiĂłn innecesaria para los melĂłmanos.
En las redes sociales y las conversaciones entre coleccionistas, es comĂşn escuchar preguntas como: “¿Cuántos vinilos tienes?”, “¿A partir de quĂ© nĂşmero se considera una colecciĂłn?”, “¿QuĂ© modelo de tornamesa usas?” o “¿QuĂ© bocinas tienes?”. Estas preguntas suelen venir cargadas de un juicio implĂcito, como si el nivel de tu pasiĂłn por la mĂşsica dependiera de cifras o equipos tĂ©cnicos. Pero, seamos sinceros: nada de eso importa realmente.
El verdadero espĂritu de este pasatiempo –y de la mĂşsica en general– radica en el disfrute puro: en ese momento en que compartes una canciĂłn, un concierto, o te reĂşnes con amigos para poner a girar un vinilo y simplemente dejar que las melodĂas fluyan. Es ahĂ donde reside la magia, no en la cantidad ni en la etiqueta de “melĂłmano” o “audiĂłfilo”.
Quizá estas palabras suenen románticas, pero no puedo evitar reflexionar sobre lo que la música me ha dado: grandes amigos y conciertos que hoy viven como mis mejores recuerdos. Esos momentos son el auténtico tesoro de este viaje sonoro, todo lo demás es solo ruido de fondo.

Escrito por Fercho Valdivia.
Soy coleccionista de vinilos y lector apasionado de temas relacionados a la mĂşsica.
Insta: ferchovaldivia















