Green Carnation- Un nuevo regreso

Por más de 14 años, Green Carnation permaneció en silencio. Fue en 2020, con Leaves Of Yesterday, cuando rompieron esta pausa y nos regalaron un álbum triunfal.

Hoy, 5 de septiembre, cinco años después, deleitan nuestros oídos con Dark Poem, Part I: The Shores of Melancholia, la primera parte de una trilogía que lleva varios años gestándose y que por fin verá la luz.

El inicio de un viaje

Dark Poem, Part I: The Shores of Melancholia es un álbum que nos regresa a la raíces de Green Carnation, con esos toques progresivos característicos, pero que también revela nuevas composiciones en un estilo más tranquilo, casi angelical, donde poco a poco se despliegan ensambles musicales épicos. Esta es una de las virtudes que mas disfruto de la banda; su capacidad de crear matices elevados a un estado casi divino.

Me My Enemy es una muestra clara de esta nueva evolución musical. Su inicio es pausado y, poco a poco, construye una solida composición que coquetea con el jazz: los bajos y la batería se entrelazan en suaves melodías, mientras que la voz asume un papel poético. Combinados, nos entregan un viaje sin igual. The Shores of Melancholia nos permite disfrutar de una sección de teclado que complementa este nuevo estilo y se fusiona perfectamente con las voces.

Por otro lado, The Slave That You Are, nos transporta de nuevo a los inicios de la banda. Aquí se hacen presentes riffs mucho más pesados, guturales cortesía de Grutle Kjellson (Ensalved) y una batería imparable. Una canción más cercana al black metal que sin duda complacerá a los seguidores más antiguos.

Too Close to the Flame es el cierre perfecto: una composición de casi 10 minutos en la que reaparece el viejo Green Carnation. Su lado más progresivo brilla al darle espacio a cada instrumento para destacar, creando pasajes memorables que reafirman por qué la considero una de mis bandas favoritas.

Un sonido lleno de emociones

Uno de los grandes retos para Green Carnation es conectar con los nuevos oyentes. Quienes los seguimos desde sus inicios, específicamente con Light of Day, Day of Darkness, entendemos a la banda desde un lugar de dolor y pérdida (esta obra se inspiró en la historia personal de Tchort, marcada por el nacimiento de su hija y la dolorosa pérdida de su hijo) De ahí surge una conexión especial con los seguidores más antiguos, una conexión que, después de casi 26 años, sigue intacta

Dark Poem, Part I: The Shores of Melancholia mantiene esa misma pasión y vínculo que nos ha hecho disfrutar de su música durante décadas. Sin embargo, la pregunta que queda en el aire es hasta qué punto los nuevos oyentes llegarán a comprender la esencia de Green Carnation en estos tiempos. No por la calidad de la música—que sigue siendo indiscutible—, sino por la forma en que hoy se consume y descubre nueva música.

Escrito por Fercho Valdivia.

Como coleccionista de vinilos, me interesa la música más allá del sonido: su historia, su contexto y su influencia. Utilizo la fotografía y la lectura para profundizar en su evolución.

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Humanity’s Last Breath, deseando el final.

Ashen es un álbum que no pierde el tiempo y desde las primeras notas es atasque de brutalidad pura. Su producción se escucha comprimida pero por momentos libera y permite escuchar un par de riffs de guitarra o los desgarradores vocales. A pesar de esto, es perfectamente disfrutable y es un gozo a lo extremo.

En algunos momentos crean un poco de suspenso, como escucharán en Lifeless, Deathless pero solo para dar entrada al caos sonoro que se distorsiona y genera una sensación inquietante. Withering tiene una línea de bajo de miedo, es impresionante, los vocales crecen exponencialmente y se mezclan en la blasfemia. Instill y su inicio, son de otro planeta. Los coros parecen desaparecer y fundirse con los riffs de guitarra. Catastrophize es otro madrazo a la brutalidad, los blast beats de la batería hacen vibrar el corazón. Cada canción es impactante, las mencionadas solo son algunas de las favoritas.

Este lanzamiento es para los que gustan del metal atascado, caótico y frenético. No existe una línea, todo crece y poco a poco se altera hasta llegar a un punto de éxtasis.

No cabe duda que Ashen, podría ser un candidato a un próximo juego de Doom. Por cierto, lo recomiendo a todo volumen.

Escrito por Fercho Valdivia.

Soy coleccionista de vinilos y lector apasionado de temas relacionados a la música.

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